«Sean amables entre ustedes, compasivos, perdonándose mutuamente como los perdonó Dios en Cristo”.  (Ef 4, 32)

Los obispos de Bolivia, reunidos en Asamblea realizada bajo modalidad virtual, atentos a la realidad que vivimos y al clamor de la población sedienta de paz y justicia, en especial de los más pobres del país, les deseamos: “gracia a ustedes y paz de parte de Dios, Padre nuestro y del Señor Jesucristo”. (1Co 1,3).  

Conversión pastoral

Estamos llamados a mantenernos en constante actitud de conversión personal, pero también debemos renovar estructuras al interior de la Iglesia; una de ellas son las parroquias. Hacemos un llamado para que todos los miembros de las comunidades: obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, y agentes de pastoral comencemos un serio camino de conversión haciendo de nuestras parroquias comunidades al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia.  

Debemos ser capaces de responder a las exigencias de una sociedad que cambia continuamente. Por eso queremos que nuestras parroquias se conviertan en auténticas comunidad de comunidades, donde se vivan los valores del evangelio.

La reciente Instrucción sobre la conversión pastoral de la comunidad parroquial, en el N° 11 nos dice: “La parroquia está llamada a acoger los desafíos del tiempo presente, para adecuar su propio servicio a las exigencias de los fieles y de los cambios históricos”.   

El proceso electoral

Las elecciones del pasado 18 de octubre, reflejo del espíritu democrático del pueblo boliviano, que han contado con una alta participación a pesar de la emergencia sanitaria que aún vivimos a causa del COVID 19, han creado un clima de esperanza, a la vez de sospecha para varios grupos de la sociedad.

Movidos solo por la búsqueda de la verdad y del bien común, y para evitar confrontaciones y medidas de presión, vengan de donde vengan, exhortamos a instaurar, de parte del Tribunal Supremo Electoral, mecanismos de diálogo, revisión e información para generar un clima de certidumbre y confiabilidad en el proceso electoral y contribuir a la consolidación de la democracia y la paz social. Al respecto, no está por demás recordar lo que habíamos dicho en nuestra Carta Pastoral “Los católicos en la Bolivia de hoy: presencia de esperanza y compromiso”, en el que se llamaba “a hacer de este mundo una tierra de hermanos y no de enemigos, desde la justicia y la igualdad de oportunidades.”

Aprendamos de la pandemia

La experiencia de la pandemia, a causa del COVID19, ha significado para todo el mundo enfrentarse a situaciones inimaginables y difíciles de gestionar.  Somos conscientes que la pandemia sigue vigente y amenaza con un rebrote como en otros países del mundo; por eso, pedimos estar atentos y respetar las normas de bioseguridad cuidándonos unos a otros, para que no seamos causantes de una nueva ola de contagios que ocasione nuevamente dolor y sufrimiento entre la población.   

Lo hemos escuchado varias veces, no podemos volver a lo de antes, esta dura experiencia nos va a cambiar. Entre tantos cuestionamientos nos ha dejado también tantos signos de esperanza; entre éstos, las innumerables muestras de solidaridad de tanta gente de toda clase y edad, del personal sanitario, de los encargados del orden y del bien común. Gestos y actitudes que nos han hecho sentir que no estamos solos, que la única forma de salir de esto es permanecer unidos. Los momentos de confinamiento nos han hecho valorar la riqueza de la cercanía, en especial a nivel familiar, por eso sería un grave error dividirnos y caminar cada uno por su lado despreocupados de los demás.    

Caminemos adelante

Aprendamos de nuestros errores y caminemos hacia adelante construyendo una Bolivia digna, libre, dejando a un lado los lastres del pasado, con justicia independiente, con una educación de calidad para todos, un sistema de salud eficiente, accesible a todos y que proteja la vida, lo que requerirá mayores inversiones del presupuesto nacional en salud y una economía sólida y productiva, con empleos estables, formales y de calidad.

Acojamos las palabras del Papa Francisco: “La discusión pública, si verdaderamente da espacio a todos y no manipula ni esconde información, es un permanente estímulo que permite alcanzar más adecuadamente la verdad” (“Fratelli Tutti” 203)

Reconciliémonos

Es la hora de la reconciliación. Es hora de comenzar de nuevo como país y seguir caminando por la historia, reconociendo errores y teniendo la capacidad de pedir perdón y de perdonar. No podemos estancarnos en resentimientos y rencores. Es tiempo de que sanemos nuestras heridas causadas por la división y el enfrentamiento entre bolivianos. 

Somos conscientes de la pluralidad que caracteriza a Bolivia, pero nuestras diferencias no deben significar obstáculo para la fraternidad; por el contario son una gran riqueza nacional y no, motivo de enfrentamientos y pugnas. Por eso estamos llamados a crear lazos de hermandad entre todos.

Despojémonos de las ideologías que nos dividen, enfrentan y agobian con falsas polémicas, racismos, nacionalismos, regionalismos y luchas de poder. Construyamos una sociedad unida respetando nuestra diversidad. Es hora de reconocernos hermanos y caminar hacia un país en paz, respeto y tolerancia.

La historia de muchos pueblos nos dice que las divisiones han traído sólo sufrimiento y dolor. No volvamos a equivocarnos en el camino de reconstruir una Bolivia unida y para todos. Solamente perdonándonos unos a otros podremos convivir pacíficamente y en fraternidad. 

Dirijamos nuestra mirada a Cristo, nuestra paz, Él es la reconciliación. Él es el perdón para los que se reconocen necesitados de su misericordia.

Que la Virgen María Madre de Dios y madre nuestra, interceda por todos para que a ejemplo suyo unidos en la oración (Cfr. Hch 1, 14) caminemos construyendo espacio de convivencia fraterna. 

Dios nos bendiga, guíe y aliente en esta nueva etapa que, como bolivianos, estamos iniciando y deseamos recorrer juntos.

La Paz, 6 de noviembre del 2020

Los Obispos de Bolivia.