El doctor en ciencias económicas y profesor de la Escuela de la Producción y Competitividad (ePC), Boris Branisa, advirtió que la población debe prepararse para una permanente subida de precios y para medidas de ajuste que tendrá que aplicar el próximo gobierno nacional con el fin de reencauzar la economía, que presenta evidentes síntomas de deterioro.

“La dinámica de la inflación es peligrosa; podríamos llegar hasta un 20% anual”, estableció Branisa, al señalar que ese fenómeno “se está volviendo un problema creciente”, aunque descartó que estemos cerca de un fenómeno hiperinflacionario, al puntualizar que “si no hacemos los ajustes (necesarios) podríamos terminar en crisis”.

El profesor de la EpC, entidad que forma parte de la  Universidad Católica Boliviana (U.C.B.) “San Pablo” Sede La Paz expuso ese análisis durante la presentación titulada Desafíos macroeconómicos para Bolivia en 2025, que se realizó este miércoles 26 de marzo mediante la plataforma Zoom.

En la primera parte de la presentación, el profesor a tiempo completo de la ePC presentó los alarmantes síntomas de la actual situación económica de Bolivia mediante un conjunto de indicadores.

Ejemplos

Al referirse, por ejemplo, al Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en el periodo 2000-2023, indicó que Bolivia ocupa el último lugar en Sudamérica  y comparó la situación con Perú: mientras en el 2000  nuestro país producía el 80% del valor del PIB per cápita de Perú, en 2023 apenas nos acercamos al 70%.

La tasa anual de crecimiento del PIB, en tanto, muestra una clara tendencia a la desaceleración desde el 2013, con la atipicidad del año 2020, cuando la pandemia del covid-19 empujó a un índice negativo, y del 2021, donde el indicador fue significativamente positivo, pero por “efecto rebote”.

La situación fiscal también es preocupante y según Branisa se ha convertido “en un problema de largo plazo” ya que desde el 2014 tenemos un déficit fiscal permanente (fenómeno que se presenta cuando el Estado gasta más recursos de los que genera). “El déficit fiscal del 2024 (del que aún no se tienen cifras oficiales) podría llegar al 12% del PIB”, advirtió Branisa.

El estado de las Reservas Internacionales Netas (RIN) muestra también números rojos, ya que de $us 15.000 millones en el año 2014 bajaron aceleradamente a aproximadamente $us 2.000 millones en 2024, de cuyo total el mayor porcentaje corresponde a reservas de oro, en tanto que la parte de divisas (dólares y euros) es mínima.

El bajo nivel de las RIN, explicó, puede ser interpretado como una señal negativa en los mercados internacionales. “Las agencias calificadoras de riesgo creen que hay un riesgo sustancial de inversión y Bolivia es un país que quizás tenga problemas para pagar su deuda”, explicó el experto, al recordar que las reservas sirven para atender requerimientos de emergencia y pagos de la deuda externa, aunque en nuestro país han sido utilizadas en el crédito interno y hasta la compra de combustibles.

Propuesta

Ante este panorama, el profesor de la ePC lanzó lo que denominó “ideas” para revertir el actual panorama de crisis mediante doce medidas que apuntan al origen del constante retroceso económico que soporta el país.

Esas ideas tienen que ver con, por ejemplo, reformas fiscales y gestión sostenible de la deuda pública, que en el fondo implica la tarea de repensar el rol del Estado en la economía, que durante los casi 20 años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) ha tenido un marcado predominio.

Branisa mencionó la necesidad de proteger las reservas internacionales y adecuar las políticas monetaria y cambiaria con el propósito de fortalecer las RIN, mantener la estabilidad de precios y apuntalar la independencia del Banco Central de Bolivia (BCB), como manda la ley.

Otras medidas tienen que ver con la diversificación económica y el impulso a la integración regional; el fortalecimiento institucional y buen gobierno; la reducción de la tramitología y la promoción de una reforma a la legislación laboral; la inclusión social y reducción de desigualdades; y el desarrollo regional sumado a la equidad territorial.

Las últimas cinco medidas se refieren a una mejor gestión demográfica y desarrollo del capital humano; fomento de la innovación y la inteligencia artificial; transformación digital y gobierno electrónico; sostenibilidad ambiental y conservación de la diversidad biológica; y, finalmente, adaptación al cambio climático y gestión de riegos.