En cada parte del mundo, en cualquier religión o creencia, incluso para cada persona la muerte tiene un significado distinto. Todos tenemos ideas diferentes de cómo recordar y honrar la memoria de aquellos seres queridos que han dejado este mundo para vivir eternamente en nuestros corazones. Además, hay distintas formas de sufrir una partida y guardar el luto por aquella persona que amamos o ha dejado una huella en nuestra vida; y distintas formas de seguir adelante.

El Doctor Bismarck Pinto fue un reconocido psicólogo, docente, investigador, terapeuta y, además, un amigo entrañable que siempre tenía una sonrisa en el rostro.

Él inició sus primeros acercamientos en la docencia siendo asistente de una materia en la carrera de Psicología de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” Sede La Paz y, después de defender su tesis, fue invitado a dar cátedra en la U.C.B. y formar parte del equipo de docentes de tiempo completo.

María Rene Llanos, fue una de sus alumnas y ayudante de materia, recuerda que era un apasionado docente y amigo. Él siempre estaba para brindar apoyo solidario a toda la comunidad universitaria con una palabra, una salteña y un “abrazo de oso”. Una muestra de ello es que Bismarck y la carrera de Psicología hicieron realidad el proyecto del Consultorio Psicológico que atiende a la comunidad estudiantil.

Teorías de la personalidad, Investigación y Terapia Cognitiva son algunas de las materias que él impartía con dedicación. Pero, sin duda, psicología del amor era un área que le apasionaba y, por lo mismo, incentivaba la investigación. Además, se desarrolló como Coordinador y autor del Instituto de Investigación en Ciencias del Comportamiento (IICC). Asimismo, fue un destacado terapeuta enfocado en la familia y la pareja.

“Hola Mané ¿cómo estás?”, María René cuenta que Bis siempre saludaba a todos con una sonrisa sincera y genuina. La dedicación y apoyo a sus estudiantes era una de sus prioridades. A pesar de sus múltiples actividades siempre tenía un espacio para escucharlos. Una persona empática y de escucha que aconsejaba en los momentos de tristeza o dolor de corazón, celebraba los momentos de felicidad y se alegraba por los logros, personales o profesionales, de sus estudiantes.

A pesar de ser uno de los impulsores de la Terapia Sistémica, Terapia Familiar y la Neuropsicología, no cabe duda que, Psicología del Amor era su pasión. Bismarck es uno de los pocos psicólogos que tomaba en cuenta sus terapias una perspectiva enfocada en el amor.

“Había una asignatura que era la materia de servicio que podían tomar todos los estudiantes que era Psicología del Amor y amaba. Cuando decían ‘este semestre no se va dar’ él realmente sufría”, nos cuenta la Rectora de la U.C.B. Sede La Paz, Ximena Peres, con lágrimas en los ojos.

Jaime Gómez, Director de la Carrera de Psicología, afirma que, si bien no era una materia troncal, era la más querida por todos los estudiantes y no solo de la carrera de Psicología. “La fases del amor que había vivido con ella (Elena su esposa) siempre las ponía de ejemplo, tanto en clases como en conferencias, entonces creo que esa parte de su vida personal él la volteó a su vida profesional, como muchos de nosotros”.

El maestro del amor, como lo llamaban, tenía como emblema el amor por la familia que construyó junto a Elena quien era el amor de su vida. El afecto que sentía por “su Elenita” era tan especial que lo transmitía con docentes y estudiantes. María René relata que contaba experiencias con su esposa, como ejemplos, pero siempre desde el respeto y el cariño. “Yo creo que Elenita (para Bismarck) estaba en un altar por como hablaba de ella”.

Ximena, además de ser su colega era una amiga cercana, recuerda que él sentía un amor incondicional y recíproco por su esposa y su familia: “Él se sentía muy feliz con su familia siempre hablábamos de eso porque yo entendía el amor que le tenía a Elena”. Un amor sincero, recíproco e increíble son características que se acercan a la descripción del cariño que sentían uno por el otro. Amor que, a pesar de todo, perdurará en la eternidad.

Un apasionado poeta y fanático del fútbol, son algunos talentos y gustos, que hacían A Bismarck una persona única. Aunque no era muy bueno con la guitarra era uno de sus pasatiempos y disfrutaba de compartir un buen momento cantando con sus amigos. 

Asimismo, lo describen como una persona enfocada y constante que conseguía todos sus objetivos, no solo profesionales. “Alguien le dijo que a sus 50 años tenía que aprender a tocar guitarra y lo hizo. Le costó a su profesor (porque era uno de los alumnos de Bismarck) […]. Se le ocurrió jugar bowling y llegó a ser campeón, es decir, para mi ‘enfoque’ sería una las palabras que me recordaría, a él”, comenta Jaime.

“Amar es dejar ir”, una de las frases que conmueven el corazón de María René, al soltar a quien fue su maestro y amigo. “Nadie muere si la gente lo recuerda”, dijo Jaime quien admira y recuerda a Bismarck a través de sus libros y algunas fotos que son memorias de su amistad y su paso como colegas de la U.C.B.

“La partida de Bismarck ha dolido a muchos en mi casa, mi familia, en los docentes, en los estudiantes, en los que no conozco”, con voz quebradiza dijo Ximena, recordando sus anécdotas al lado de quien fue un amigo lleno de valores que perdurarán en cada uno de sus colegas y estudiantes.

Bismarck será recordado por sus consejos, su pasión por la enseñanza y el servicio a los demás. A un mes de su partida queremos decirle que vivirá en nuestros corazones recordado desde el amor y la alegría. “Dios me va abrazar y también mi amigo Bismarck va estar ahí, esto es una temporalidad sé que nos vamos a volver a encontrar”, Ximena Peres.