El 22 de abril celebramos el día Mundial de la Tierra para reconocer la importancia de la protección del planeta. La causa principal es la crisis ambiental que el planeta se encuentra enfrentando en las últimas décadas. Nuestro planeta actualmente encara la descarga anual de alrededor de 730 billones de metros cúbicos de aguas contaminadas y 1.4 billones de toneladas de basura que provienen de los centros urbanos en todo el planeta. Al mismo tiempo, se estima una deforestación de 13.7 millones de hectáreas de bosques, gran parte de estos pertenecientes al Amazonas, la principal fuente de agua del continente sudamericano. Se estiman alrededor de 7 millones de muertes prematuras por la contaminación del aire y que 55 millones de personas se ven afectadas por las sequías cada año.

El motivo detrás de estos problemas ambientales radica en el modelo económico y de consumo que actualmente rige en nuestro planeta. Actividades como la agricultura, la industria, la minería y el transporte son las principales fuerzas que contribuyen a esta crisis ambiental global. Los bosques son deforestados para poder extender la industria agroindustrial, los ríos y aguas subterráneas son impactados por la amplia gama de químicos empleados en la minería, misma que abastece a la industria de equipos electrónicos que se emplean todos los días. La principal fuente de energía utilizada por nuestra sociedad son los combustibles fósiles, cuya combustión contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, principal factor del calentamiento global.

Nuestra sociedad tiende a delegar las soluciones a esta crisis ambiental global al avance de la tecnología y el desarrollo de infraestructuras. Se cree que la infraestructura y procesos sofisticados de ingeniería serán la solución definitiva para esta crisis global. Sin embargo, debemos tomar en cuenta el importante rol que tenemos como ciudadanos del planeta, ya que son nuestros hábitos de consumo los que pueden contribuir a una solución estructural con respecto a esta problemática. Siendo conscientes del impacto que tienen los alimentos que consumimos, los equipos electrónicos que compramos y la forma que empleamos para transportarnos podríamos contribuir con hábitos que disminuyan esta crisis ambiental global.  Solamente a través de un actor colectivo esta crisis podrá encontrar una solución que sea sostenible.

“Las iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica de la globalización: buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas, y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial”

“Hace falta cuidar los lugares comunes, los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro sentimiento de “estar en casa” dentro de la ciudad que nos contiene y nos une”.

“Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar sólo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. La tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán”.

“De otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial”.